terça-feira, 11 de março de 2014

Maior atentado terrorista que ocorreu na Europa foi também obra do poder estabelecido e mais um "atentado de bandeira falsa"

(Apenas uma de várias notícias que isto indiciam, seguida de uma imagem com uma hiperligação para um sítio onde poderão saber mais sobre tudo isto.)

INVESTIGACIÓN | Nuevas revelaciones siete años después de los atentados

Indicios de falso testimonio contra el único condenado como autor del 11-M

  • Una de las mujeres que reconoció a Zougam fue rechazada como víctima
  • Un testigo desmiente que le mostraran fotos cuando dice la sentencia
  • Otra testigo engañó a la Policía, inventó hechos y cambio de versión

Casimiro García-Abadillo | Joaquín Manso | Madrid
Actualizado miércoles 07/12/2011 13:54 horas


Tras una larga investigación periodística, EL MUNDO ha publicado una serie de informaciones que cuestionan la versión oficial del 11-M y remueven los cimientos de la sentencia del juicio por el atentado más grave de la historia de España. Según los datos de esta investigación, la prueba que sirvió para condenar como autor material de la masacre a Jamal Zougam es más que cuestionable.

La condena de 40.000 años de cárcel a Jamal Zougam se sostiene sobre la exclusiva prueba de cargo del testimonio de tres ciudadanos rumanos que dicen haberle visto en el tren de Santa Eugenia: R-10, C-65 y J-70, aunque el Supremo redujo la importancia del primero, que ni siquiera se presentó en el juicio. EL MUNDO ha detectado indicios de manipulación policial y falso testimonio en la declaración de estos tres testigos.

Siete años después de los atentados, EL MUNDO ha localizado y entrevistado en Cluj-Napoca, una ciudad rumana, al testigo protegido R-10. Según consta en la sentencia redactada por el juez Javier Gómez Bermúdez, este es el único testigo que reconoció a Zougam antes de que se publicara su imagen en los medios de comunicación, concretamente el 16 de marzo de 2004.

Sin embargo, R-10 desmiente este extremo de la sentencia. Asegura que sólo identificó al marroquí 10 días después, tras ver impresa su fotografía en un cartel distribuido por Interior en el aeropuerto de Barajas. Las dudas sobre esta prueba contra Zougam se extienden ante el hecho de que la Policía le dio permiso a este testigo para no declarar en la vista oral.

En cuanto a la testigo protegido J-70, a cuyo testimonio el tribunal concedió credibilidad, cabe destacar que fue considerada en dos ocasiones falsa víctima y que sólo 15 días después de ver fracasados sus intentos por obtener la correspondiente indemnización, transcurrido ya casi un año desde los atentados, fue cuando identificó a Zougam. Fue entonces cuando obtuvo la condición de víctima y terminó recibiendo 48.000 euros de indemnización.

Cuando dos abogados intentaron preguntarle a J-70 durante la vista oral del juicio sobre el hecho de que extrañamente tardara 11 meses en identificar a Zougam, el presidente del tribunal les interrumpió abruptamente y les obligó a cambiar de asunto. El juez Gómez Bermúdez evitó dos veces que la testigo respondiese a la pregunta clave.

La investigación de EL MUNDO también pone en duda la credibilidad de la testigo C-65, quien engañó a la Policía, inventó hechos y cambio de versión para tratar de dar mayor verosimilitud a sus declaraciones. Primero aseguró en el Consulado de Rumanía que iba en el vagón con una compatriota distinta a la que dijo en el juicio que le acompañaba (es decir: se trata de una mujer que no es la testigo J-70).

También sostuvo ante los profesionales que la atendieron que tras las explosiones le cayó un cadáver encima, pese a que en el tren que viajaba no hubo muertos ni heridos graves.

El testimonio de C-65 está plagado de contradicciones. En su versión inicial dada a la Policía declaró que reparó en Zougam porque éste tuvo un incidente con otro pasajero al cambiar de vagón. Luego, ante Del Olmo aseguró que Zougam le "rozó" con la mochila. Cuando el proceso llegó a la Audiencia, dijo que el marroquí le había "movido de la silla".

Cabe destacar también que el marido de C-65 fue aceptado como víctima de otro tren, con dos particularidades: no sufrió heridas graves pese a viajar en el vagón más afectado -hasta el punto de que fue el que mayor número de muertos registró en Atocha-, pero sobre todo, declaró que viajaba con su cuñado (el hermano de la testigo), quien fue descartado como víctima por los forenses y a quien el juez propuso imputar por delito de simulación.

Tanto C-65 como su esposo fueron indemnizados (obtuvieron 100.000 euros), recibieron la nacionalidad española y fueron contratados por la empresa de seguridad del empresario Lorenzo González, que mantiene una relación estrechísima con altos mandos de la Policía española. Entre otros, es amigo íntimo del comisario jefe de la Policía Judicial, Juan Antonio González.

El empresario Lorenzo González, muy conocido en el sector, alcanzó notable relevancia pública en febrero de 2009, cuando se conoció su participación en una montería en el coto jiennense de Cabeza Prieta junto al entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo (que dimitió en mitad de la tormenta provocada por el incidente), el juez Baltasar Garzón, la fiscal Dolores Delgado y el comisario Juan Antonio González.

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